Columna de opinión: Alcalde Valdivia Renuncie

Hoy en Panguipulli estamos de luto, fue asesinado un ser humano, Francisco se llamaba, pero el Alcalde no lo conocía.

La noticia del asesinato de Francisco se hizo viral y llegó a todo Chile. A los pocos minutos aparecía Rodrigo Valdivia, Alcalde de Panguipulli, declarando en el programa de televisión de La red, respecto de la muerte del joven de Panguipulli, mientras Francisco se encontraba cubierto con un nylon en la vereda, a escasos metros de la Municipalidad, el que había recibido cinco disparos, uno en el pecho, el cual le provocó de inmediato la muerte. El Alcalde muerto de la risa con los conductores de televisión, declaraba que Francisco era parte de un grupo de mochileros que se había tomado la ciudad.
Días antes, un colaborador suyo, en Coñaripe, trataba a estos jóvenes como Lacras sociales, infundiendo odio hacia ellos. El Alcalde en su verborrea, no hacía nada más que justificar la acción de Carabineros, hablando de los sables o cuchillos que manipulaba Francisco, y que supuestamente habría utilizado para atacar al uniformado que disparó en cinco oportunidades, sin saber que dichos implementos no tienen filo, por tanto, de ninguna manera peligrosos.

A minutos de muerto, su cuerpo continuaba tendido en la vereda, mientras la gente que lo conoció en sus distintas facetas, estábamos en shock al ver en uno de los tantos videos que ya circulaban en redes sociales, donde se veía con claridad y horror los cinco disparos que recibió Francisco. Mientras tanto, el Alcalde se daba el lujo de “tirar la talla” con los conductores del programa. En la entrevista estaba más preocupado del orden público, el turismo y la imagen de Panguipulli que del cuerpo inerte de Francisco, minutos antes asesinado.

Pasado los minutos, se conoció en las Redes Sociales una convocatoria para las 20:00 horas, de personas que habían conocido a Francisco, un joven por todos descrito como tranquilo, respetuoso, colaborador y partícipe de las diversas manifestaciones sociales y de reivindicaciones mapuche del territorio. La descripción daba cuenta de su cercanía con el Espacio Trafquintuwe y el Parlamento de Coz Coz. Sin embargo, el Alcalde comenzó diciendo en la entrevista, que era parte del grupo de mochileros y artistas callejeros, que no eran de Panguipulli, que tenían tomada la ciudad. En sus palabras estaba implícita la justificación del actuar de Carabineros, con nulo manejo de crisis, que es lo mínimo que se le pide a una autoridad política. Acá fallaron las dos autoridades, tanto la autoridad policial, como la autoridad política, ya que mientras más declaraciones daba el Alcalde a los canales de televisión, más se enardecía la población, que apuntaba al Alcalde y su accionar en contra de los vendedores ambulantes, mochileros y artistas callejeros, entre ellos, Francisco.

Conforme pasaban las horas, pasadas las 20:00, había convocado, comenzó a congregarse la gente, con velas y flores, las cuales fueron depositadas donde cayó muerto de cinco disparos, uno de ellos en el pecho, en el pecho de Francisco.

El Alcalde insistía que no era de acá, pero en la red social todos decían conocerlo y se repetía la misma descripción, una persona tranquila, respetuosa y que estaba en la comuna hace cinco años, y que vivía en situación de calle, y cuando podía, hacía su presentación en el semáforo de Martínez de Rosas para obtener unas monedas para comer algo en el día. A veces cuando no tenía, asistía a los Comedores Solidarios. Pero el alcalde no lo conocía.

Solo con el pasar de las horas de la tarde, alguien le informó al Alcalde que Francisco, era una persona en situación de calle, y que con lo que había podido, levantó una “rancha” al costado del Supermercado El Trébol y cerca de la Petrobras.

Las horas pasaban y comenzó a crecer la cantidad de personas que se congregaron en la Plaza Arturo Prat, pero el Alcalde continuaba diciendo que no eran gente de acá, sino que los artistas callejeros más unos amigos eran los que estaban haciendo desmanes en la ciudad. Sea cierto o no, lo claro es que Alcalde no tenía claridad de nada. Como la versión del Alcalde ya no daba para más, la cambió y ahora ya no culpaba a Francisco, sino que culpaba a Carabineros. En resumen, solo en un par de horas, el alcalde quedó en medio de la comunidad enardecida y la Institución de orden. Era cosa de comparar las entrevistas, todas distintas, sin un hilo conductor y tratando de salir bien parado. Pero todo falló, el clima era tenso en la ciudad y se esperaba lo peor. Fue evidente la falta de liderazgo, de tino y de empatía del Alcalde para con la vida de un joven que no le hacía daño a nadie. Al Alcalde solo le importaba salir lo menos dañado que pudiera, tratando de no ahogarse en un mar de impunidad. En otra entrevista, cambió nuevamente de versión y dijo que estaba a siete kilómetros de Panguipulli y que no podía entrar a la ciudad porque estaba sitiada por delincuentes, cosa que no era cierto, todos pudimos entrar, menos él.

Ya oscurecía en Panguipulli, y pasadas las 21 horas, el fuego comenzaba reducir a cenizas las instalaciones del Edificio principal de la Municipalidad, desde donde el Alcalde presenció en horas de la tarde el asesinato de Francisco. Paralelo a ello, también se consumía en su totalidad las instalaciones de lo que se conoce como los Edificios Público, detrás de la Plaza Arturo Prat, donde funcionaba el Juzgado de Policía Local, el Servicio de Registro Civil e Identificación, Correos de Chile, Chile Atiende y el Departamento Social.

Las pérdidas son totales.

Se lamenta la destrucción de la infraestructura municipal, la cual se puede volver a construir con fondos públicos, pero una vida no se recupera con nada, y peor aún, la forma de morir de Francisco.

Nada justifica la violencia, sin embargo, la rabia por cómo sucedieron los hechos, registrados en imágenes, desencadenó lo que siguió, el incendio de Panguipulli. Acá no se puede jugar al empate, no se puede comparar una muerte con la destrucción de un inmueble, la vida es irremplazable.

Todo indica que el inicio del fuego fue en respuesta a la conducta errática, prejuiciada y sin empatía del Alcalde Rodrigo Valdivia hacia la muerte de Francisco, a vista y paciencia de todos.

Por dignidad y justicia, es hora de renunciar, Alcalde Rodrigo Valdivia.